Joanna Lohman brilló como futbolista en diversos clubes y fue parte de la Selección de Estados Unidos, la más exitosa de la historia. Sin embargo, siempre sintió que su propósito iba más allá de los goles y pases en las canchas. Tras su retiro en 2019, se transformó en una activista comprometida con la inclusión de las mujeres y la diversidad en el deporte.
Lohman comenzó a jugar al fútbol desde niña, acompañada por su hermano y sus amigos. A los nueve años, ingresó a su primer equipo femenino y su pasión la llevó a obtener una beca deportiva en la universidad de Penn State. Esto fue posible gracias al Título IX, una ley de 1972 que prohibió la discriminación por género en deportes educativos en Estados Unidos.
A pesar de ese avance, enfrentó un gran desafío que sus colegas varones no vivieron: cuando estaba por iniciar su carrera profesional, la liga de fútbol femenino quebró, dejando al deporte en un limbo por cinco años debido a la falta de financiamiento. Esto la llevó a jugar en el extranjero hasta que, en 2012, la creación de la liga profesional NWSL le permitió regresar a su país. Tras pasar por varios clubes, se retiró en Washington Spirit, donde su camiseta fue retirada en homenaje a su legado.
“El deporte femenino ha enfrentado una historia de discriminación en cuanto a acceso, beneficios financieros y visibilidad mediática. Nos dijeron que nadie quería vernos porque no éramos rápidas ni fuertes. Pero generaciones de mujeres trabajaron para cambiar esa narrativa”, explicó Joanna.
La atleta fue una de las primeras futbolistas profesionales en declararse abiertamente lesbiana. Aunque siempre se sintió segura en el ambiente del fútbol femenino, asumió su visibilidad como una responsabilidad. Desde entonces, dedica su tiempo a promover la inclusión de las mujeres y las personas LGBT en el deporte. “Quiero ser la voz de quienes no pueden hablar y usar mi plataforma para avanzar en la justicia social”, afirmó.
Consultada sobre la ausencia de varones abiertamente gays en el deporte profesional, especialmente en el fútbol, reflexionó: “La homofobia está vinculada al sexismo. Los deportes masculinos son vistos como el último bastión de la masculinidad, y el estereotipo del hombre gay contradice esa idea. Esto hace que muchos no se sientan seguros para salir del clóset”.
Joanna también abordó la controversia sobre la participación de personas trans en el deporte. Para ella, las reglas deben proteger tanto a las mujeres como a los atletas trans. En niveles universitarios, olímpicos y profesionales, cree que se necesitan políticas basadas en hechos y no en prejuicios. “Debemos trabajar con la comunidad trans y científicos para crear reglas justas que respeten los derechos humanos y la integridad del deporte”, subrayó.
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