Constanza Garrone

publicado en: Historias de vida | 0

Visibilizar es una forma de reeducar e intentar derribar prejuicios o creencias erróneas. Pensar una sociedad con justicia, perspectiva de género y discapacidad es posible.

En espacio FAMUD decidimos llamar a nuestra sección “Género y accesibilidad» y te contamos la historia de Constanza “Coty” Garrone, representante argentina de tenis de mesa adaptado y clasificada a los próximos Juegos Paralímpicos de Tokio 2021. Puesto número 9 del ranking mundial, medalla de bronce en los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019, estudiante de psicología y militante feminista.

Esta deportista demuestra que los límites sólo están en la cabeza. Y que a las cosas se las llama por su nombre: anteponer la palabra persona. Lo demás es un agregado. No un condicionante.

¿Cómo se visibilizan las cuestiones de género en el ámbito de la discapacidad? ¿Qué pasa cuando las barreras se amplifican y se instala esta cuestión de «doble discriminación» o «doble vulnerabilidad» entendiendo, por supuesto, que no se trata de mujeres vulnerables sino vulneradas en determinadas situaciones?

Y “Coty” lo explica muy claramente. Si bien esta triada entre «mujer, deporte y discapacidad» se puede ver como una desventaja enorme a la que se somete una persona por el hecho de cumplir estos 3 requisitos, puede, por otro lado, reflejar un sinfín de oportunidades.

Para esta deportista es importante la ESI en las escuelas para romper con esta idea de que las mujeres con discapacidad no son deseantes o deseadas, o que hay una sexualidad nula. Porque cuando se piensa en derechos sexuales o reproductivos no se las visibiliza. Coty intenta romper con estos tabúes, con esta «infantilización” de colocarlas como un techo de cristal.

En lo que respecta al mercado laboral (que ya de por sí excluye a mujeres con discapacidad y a disidencias) rompe con los prejuicios instalados y las falsas creencias de que generan un gasto adicional para los empleadores, respecto a la sobre protección por creer que son más débiles, de que no es sólo el ingreso al trabajo, sino la permanencia en ese de puesto y de qué manera la tecnología de hoy puede facilitar el desempeño en varios ámbitos o roles laborales puede generar desigualdades también respecto a las personas con discapacidad visual.

Hoy en día hay avances en la participación de la mujer en el deporte adaptado, pero este crecimiento no va acompañado de un (mayor) reconocimiento social. Todavía hay barreras, sobre todo, en los niveles superiores de responsabilidad.

En esto también es importante el papel que la prensa juega en el proceso de integración social de las mujeres con discapacidad.

El deporte es un vehículo para lograr un reconocimiento y empoderamiento social. Una oportunidad para recobrar esa autonomía y procurar una vida independiente.

Es un cuestión de derechos humanos que exige abandonar este enfoque de sólo centrarse en la condición y reemplazarlo por la palabras derechos e inclusión.

Buscamos normalizar la presencia de las personas con discapacidad en el deporte. Que sea la regla y no la excepción. Y para lograr un deporte inclusivo, el primer paso es la satisfacción a la accesibilidad. Que no sea la letra chica de los libros que pocos leen. Que el mundo se adapte a las personas con discapacidades y no estas personas al mundo. Que sea para todos, todas y todes.

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