Agustina Pérez

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Desde que Argentina cuenta con una Ley de Identidad de Género, a partir del 2012, la postura no binaria por la libertad de los cuerpos plantea un escenario posible para fomentar la inclusión en el ámbito deportivo.

Hablar de igualdad de género es plantear una alternativa posible en la que todas las personas ejerzan sus derechos con igualdad de oportunidades y, por eso, decidimos viajar a Salta para contar la historia de Agustina Perez, la primera basquetbolista trans en jugar un partido oficial en la Argentina, en el Club Villa San José, de la Asociación Salteña de Básquetbol Femenino.

Una mujer que sabe de perseverancia y de triunfo. Agustina quería seguir tirando al aro, pero en su condición de mujer. En ese camino se encontró con un club que le abrió las puertas.

Actualmente se debate el proyecto de Ley Micaela para las instituciones deportivas de Salta y, de a poco, se va adaptando a las cuestiones de diversidad de género con un trabajo sostenido por parte de Victoria Liendro, referenta trans y funcionaria de la Agencia de Mujeres, Género y Diversidad.

Si bien resaltamos estos avances, la homo/les/transfobia sigue siendo moneda corriente en algunas practicas deportivas. Todavía nos encontramos con hechos discriminatorios en las que se estigmatiza a las atletas que no cuentan con “los parámetros deportivos heteronormados”. Los avances en materia de inclusión de las personas LGBT siguen estando, aún, en cuestionamiento.

Por eso es necesario que las instituciones deportivas reconozcan la diversidad y promuevan la igualdad. Respetando las normativas, trabajando desde una perspectiva inclusiva, cuestionando y desafiando los derechos de las personas LGBT que no son garantizados y no creando sujetos con más derechos que otros.

Visibilizar a la población LGBT, a través de los movimientos reivindicativos, es importante también. Y el deporte es una expresión de estos movimientos.

Si queremos una sociedad plenamente igualitaria no debemos permitir que el deporte clasifique a las personas por razón de su sexo, identidad u orientación sexual, sino por su rendimiento y sus cualidades frente a otres en igualdad de condiciones. Una Educación Sexual Integral que eduque a niños y niñas en los colegios sin estereotipos de sexo es el camino para lograrlo. Eliminar la discriminación en el deporte es posible.

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