La suiza fue protagonista en el césped londinense y símbolo de una nueva era en el deporte, gracias al innovador Programa de Maternidad impulsado por la WTA y el Fondo PIF, que garantiza licencias remuneradas, apoyo médico y retorno competitivo para las tenistas madres.
Belinda Bencic no alcanzó la final de Wimbledon 2025, pero su camino hasta semifinales fue uno de los relatos más potentes del torneo. La suiza cayó ante la polaca Iga Swiatek, quien luego se consagraría campeona, sin embargo estuvo a un paso de romper una marca histórica: hace 45 años que una madre en actividad no levanta el trofeo en el All England. Lo que parecía una hazaña aislada, hoy es parte de una transformación profunda del tenis femenino.
Esa transformación tiene nombre y fecha: el Programa de Maternidad PIF WTA, lanzado en marzo de 2025 por la WTA junto al Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita. La iniciativa permite a las jugadoras acceder a hasta 12 meses de baja paga, tratamientos de fertilidad, cobertura para adopciones o subrogación, y una clasificación protegida al regresar; se estima que hasta 320 tenistas podrían beneficiarse del plan.
Bencic dio a luz en abril de 2024 y regresó al circuito solo seis meses después. En enero de 2025 se consagró campeona en Abu Dhabi con su hija en brazos, y ahora rozó la final de Wimbledon. Su carrera, marcada por precocidad, lesiones y un oro olímpico en Tokio 2020, escribe así un nuevo capítulo que inspira tanto dentro como fuera de la cancha.
Además del subsidio económico, el plan incluye apoyo médico, psicológico y nutricional, gracias al Equipo de Salud de Rendimiento de la WTA y el Grupo de Trabajo de Salud de la Mujer. Desde 2019, más de 50 jugadoras ya se beneficiaron del sistema de clasificación especial que les permite volver a competir en alto nivel hasta tres años después del parto.
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